Todo el mundo conoce las prestaciones que tiene un audífono y cuál es su función elemental, pero lo cierto es que pocos conocen qué partes lo componen y para qué sirve cada uno de ellos. Para que conozcas un poco mejor a los elementos que lo conforman y qué partes tiene un audífono para personas con hipoacusia, vamos a dedicar este post a desgranar los diferentes componentes de un audífono. ¡Es hora de trastear un poco con ellos!
Cuáles son las partes del audífono para sordos
Un audífono es un dispositivo diseñado para captar los sonidos del entorno y ser transmitidos amplificados mediante el oído interno y parte de la corteza cerebral al cerebro, que es donde se procesa la información. Dicho de otro modo: amplifica los sonidos del entorno para que la persona que padece hipoacusia los perciba con la intensidad idónea para procesarlos.
Cada audífono presentará unas características diferentes en base al nivel de severidad de la dolencia y el grado de sordera del paciente, por lo que hay que comprender que los distintos elementos de un audífono trabajan para proporcionar el nivel de audición idóneo para una única persona en específico.
De todas las partes que tiene el audífono para sordos, el micrófono es la parte más importante, ya que es la que recibe los sonidos. Es él el encargado de absorber las ondas sonoras, para después transformarlas en impulsos eléctricos que son percibidos por el cerebro de una manera concreta para ser procesados correctamente, de manera que el paciente pueda interpretar adecuadamente qué se está oyendo en su entorno.
Según el modelo, el micrófono puede ser más evidente o menos, aunque claro está que cuanto más grande sea, más ondas sonoras será capaz de captar y, por tanto, más ricas serán las señales eléctricas que llegarán al cerebro.
En la magnificación de esta señal juega un papel indispensable el procesador digital, comúnmente llamado “amplificador”, un elemento ubicado inmediatamente después del micrófono. Como decíamos, es él el encargado de la transformación de las señales eléctricas recogidas por el micrófono en señales digitales.
Los ajustes que los especialistas deben realizar se concentran principalmente en este elemento, ya que es el procesador digital el que permite atender, de manera específica, a los requerimientos de cada usuario con el fin de transformar adecuadamente las señales en función del nivel de hipoacusia. Además, al amplificar las frecuencias lo que se consigue es reducir los sonidos del exterior, priorizando el habla y también los diálogos. Un sistema de jerarquización que emplea el ser humano de manera automática para enfocar la atención en frentes específicos. Esto repercute muy positivamente en las sensaciones que se obtienen durante situaciones del día a día.
Los audífonos también disponen de un receptor. Este elemento es el encargado de conducir el sonido al conducto auditivo para que el cerebro sea capaz de descifrar las señales. Aunque su aspecto es bastante similar al de un micrófono convencional, su función es distinta. Además, en función del modelo, se podrá colocar en una parte u otra del audífono.
Dependiendo de los diseños manejados por cada fabricante, algunos pueden estar conectados a un tubo que se inserta directamente en el molde del canal auditivo (estos son los conocidos como audífonos intracanales), mientras que en otros está situado en una carcasa tras la propia oreja.
Otras partes importantes de un audífono
Aunque en un segundo plano, el control de volumen y la fuente de alimentación son dos partes del audífono para sordos de suma importancia. Es importante saber controlar el volumen para que el rango de intensidad de las señales sea el adecuado. Un volumen demasiado alto es perjudicial para los tejidos del canal auditivo, mientras que un volumen bajo en exceso haría inútil el uso de un audífono.
Sin embargo, es importante recurrir a un especialista si existen diferencias en la percepción de la intensidad del sonido, ya que podría ser indicativo de un cambio susceptible de ser comprobado por personal especializado. La hipoacusia no tiene por qué ser una dolencia estática, y su intensidad y agravamiento puede fluctuar con el paso del tiempo. Por eso, son tan importantes las revisiones y los chequeos periódicos, así como revisar cuando corresponda el audífono para determinar si procede un cambio en el mismo.
En cuanto a la fuente de alimentación, los que no son recargables cuentan con pilas que normalmente son conocidas como “zinc-air”, que cuentan con componentes de oxígeno. Las pilas, en función del uso que se le dé al audífono, pueden durar desde 72 horas hasta 15 días.
¿Son iguales los audífonos recargables?
En esencia, los audífonos recargables son dispositivos idénticos, solo que cuentan con unas especificaciones técnicas algo diferentes y la integración de la batería ha podido cambiar alguna de las localizaciones de los componentes por meras cuestiones técnicas y de distribución.
Un audífono recargable funciona con una batería de ion-litio, que se recarga con energía eléctrica y que es capaz de proporcionar al audífono una autonomía superior a los modelos con pilas. No obstante, este pequeño cambio tiene consecuencias bastante profundas en la distribución de los elementos internos, sobre todo los nanocomponentes que permiten al audífono funcionar mejor. Sin embargo, es fundamental que los cambios se estudien con anterioridad para comprobar que todos los componentes trabajan en sintonía y con todas las garantías, ya que una mala disposición de los mismos podría dar lugar a problemas de rendimiento a causa de su diseño.
Pero, aparte de estos pequeños cambios que pueden presentar los audífonos en función de su fuente de alimentación, los elementos que dan vida a uno y otro son exactamente idénticos. Será un especialista el que, en cualquier caso, sea capaz de proporcionarte información específica de cada modelo para que conozcas las particularidades de cada uno de ellos antes de formalizar tu encargo.